Si vienes a la ciudad de Plasencia (Cáceres), comprobarás que a lo largo de la ciudad existen numerosos relojes que nos indicarán la hora. Muchos de ellos son relojes de sol que están repartidos por diferentes puntos de la ciudad, pero otros son relojes mecánicos, como el popular reloj de El Abuelo Mayorga situado en el edificio consistorial de la Plaza Mayor de Plasencia, cuyo campanero autómata, encargado de tocar la campana, no deja indiferente a nadie.
Además del reloj del Abuelo Mayorga, en Plasencia existe un reloj que los placentinos denominaron reloj Menorga, llamado así en contraposición al reloj de El Abuelo Mayorga. Durante mucho tiempo ambos relojes marcaron las horas que guiaron las vidas de los placentinos y de aquellos que pasaban por la ciudad de Plasencia, al norte de la provincia de Cáceres.
Lo que muchos no saben es que, el reloj Menorga fue el regalo que una gitana hizo a la ciudad de Plasencia. ¿Quieres conocer la leyenda del reloj Menorga de Plasencia? A continuación, te contamos la leyenda dela Gitana y el Reloj de la Catedral de Plasencia.
Leyenda de la Gitana y el Reloj de la Catedral de Plasencia
Durante muchos años, en la ciudad de Plasencia convivían personas de todas las religiones, razas, oficios y profesiones. Durante el siglo XVII, en los días previos a las ferias los gitanos llegaban a la ciudad de Plasencia para acampar a sus alrededores, principalmente en las zonas de el Cachón, en el Olivar, en San Lázaro, en la carretera del Puerto… Mientras los gitanos preparaban sus caballos para la feria, a las gitanas les tocaba buscar el sustento familiar. Las mujeres gitanas eran las encargadas de mendigar.
Ahora que te hemos puesto en antecedentes, vamos a contarte la leyenda de la Gitana y el Reloj de la Catedral de Plasencia, también conocida como la leyenda del reloj Menorga de Plasencia:
Según cuenta la leyenda fue una gitana la que regaló el reloj de la catedral a la ciudad de Plasencia. No sabemos cuáles fueron las causas, pero un día la justicia aprehendió a varias gitanas en la ciudad de Plasencia. Parece ser que, buscando el sustento familiar se dedicaron a robar a aquellos que pasaban junto a ellas.
Una de las gitanas logró escapar. Ángela Alvarado, que así se llamaba, comenzó a correr y a proclamar a gritos su inocencia, llegando hasta el espacio acotado por las cadenas de la catedral de Plasencia. Por todos era bien sabido que, todo aquel que alcanzaba dichas cadenas quedaría acogido al derecho de asilo. Posteriormente, la gitana se resguardó en la iglesia de la catedral de Santa María o catedral vieja de Plasencia.
Don Francisco Antonio de Salcedo y Aguirre, corregidor de la ciudad, seguía de cerca a la gitana y para que ésta no le humillase delante del pueblo, decidió con ayuda de sus alguaciles apresar a la gitana que se encontraba en la capilla mayor de la catedral vieja. En ese justo momento, cuando iban a sacar a la gitana del templo por los pelos, el reloj marcaba las doce del mediodía, hora a la que los clérigos y sacerdotes salían de sus rezos. Aprovechando el alboroto, la gitana comenzó a gritar y pedir su derecho a asilo, pero el corregidor, ebrio de rabia y furor, agarró violentamente a la gitana para arrastrarla por la calle.
Los clérigos testigos del incidente se acercaron al corregidor para preguntar qué había hecho la gitana para tratarla de ese modo. El alboroto generado hizo que la muchedumbre se concentrara en la puerta de la catedral. El corregidor, lejos a amilanarse ordenó montar a las gitanas en pollinos y a la vista de todos azotar sus espaldas desnudas, mientras eran conducidas hacia la cárcel.
No contentos con los hechos, los clérigos recurrieron al Obispado. El Provisor del Obispado de Plasencia condenó al corregidor a la pena de excomunión mayor. Para ser absuelto, el excomulgado debía mostrar su arrepentimiento, pero el corregidor lejos de retractarse apeló a la Nunciatura de Madrid, pero la sentencia fue confirmada en todos sus extremos, con lo que el corregidor perdió el juicio que duro más de cinco años.
A través de la limosna, los amigos y familiares del corregidor quisieron aliviar su pena. Este dinero, finalmente fue destinado a comprar el reloj de la catedral de Plasencia. Por ello, se dice que, el reloj de la catedral de Plasencia fue el regalo de una gitana o, lo que es lo mismo, el precio de un juicio y de una condena que una sencilla gitana de la ciudad ganó al que fue por entonces corregidor mayor de Plasencia.
Por todo ello, en la fachada de la catedral de Plasencia se puede ver un reloj mecánico de cerámica talaverana, que se dio a conocer como el «Reloj de la Gitana«, correspondiente al pago que el Marques de Vadillo,Francisco Antonio de Salcedo y Aguirre, tuvo que hacer por saltarse la jurisdicción eclesiástica.
Lamentablemente, no existen documentos que acrediten la procedencia del reloj, pero en la ciudad de Plasencia la creencia popular es que, ese reloj fue el regalo de la gitana, tal y como cuenta la leyenda del reloj Menorga de Plasencia.
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Dónde está el reloj Menorga de Plasencia
📍 Dónde está el reloj Menorga de la catedral de Plasencia
Tanto si vives en la ciudad de Plasencia, como si vas de visita a esta hermosa ciudad, conocerás el reloj del Abuelo Mayorga, situado en la campanario del edificio del Ayuntamiento de Plasencia. Pero el reloj Menorga suele pasar desapercibido a la vista. ¿Dónde está el reloj Menorga de la catedral de Plasencia? Te preguntarás.
Tal y como indica la leyenda, el reloj Menorga de Plasencia o el reloj de la gitana de Plasencia se encuentra en uno de los laterales de la catedral nueva de Plasencia. Más concretamente, el reloj de azulejos de la catedral de Plasencia se encuentra en una de las torres de la misma, aquella situada en el punto en el que convergen la catedral nueva de Plasencia y la catedral vieja o catedral de Santa María.
A continuación, te dejamos un mapa con la ubicación de la catedral nueva de Plasencia, para que te sea mucho más fácil llegar hasta ella para visitarla tanto por dentro como por fuera, conocer la historia de la catedral inacabada y poder ver el reloj Menorga o reloj de la gitana de Plasencia:
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